GRACIAS DIOS

NOVIEMBRE 28 DE 2024

GRACIAS DIOS POR UN DIA MAS, FELIZ THANKS GIVING A TODOS

Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos. (Hageo 2:8)

Este versículo nos recuerda que todo lo que existe, ya sea material o espiritual, pertenece a Dios. La plata y el oro, que son símbolos de riqueza y valor, están bajo su control. Debemos entender que Dios es el dueño de todas las cosas y lo que consideramos como nuestras posesiones no es algo que logramos por nosotros mismos.

Cuando entendemos que Dios es el verdadero dueño de todo, aprendemos a confiar más en él y a vivir con más humildad. Nuestras riquezas y posesiones son temporales y están bajo el cuidado de Dios. Él, en su bondad, nos da lo que necesitamos, y es a él a quien debemos estar agradecidos. Esta verdad también nos llama a administrar bien lo que tenemos, pues solo somos mayordomos de las bendiciones que Dios nos da.

Así, este versículo nos recuerda que la verdadera seguridad no está en el dinero ni en los bienes materiales, sino en Dios. Él es el dueño de todas las cosas y quien nos sostiene en todo momento.

Recuerda que todo pertenece a Dios

• Reconoce que todo pertenece a Dios: recuerda que tus posesiones son regalos temporales de Dios.

• Confía en Dios, más que en las riquezas: tu seguridad está en Dios, no en los bienes materiales que pueden desaparecer.

• Sé un buen administrador de lo que tienes: usa tus posesiones sabiamente, buscando siempre honrar a Dios en tus decisiones.

OREMOS:

Señor amado, hoy reconozco que Tú eres el dueño de todo lo que existe, tanto en los cielos como en la tierra. La plata y el oro, las riquezas y bendiciones, todo proviene de Ti. Nada tengo que no me hayas dado, y por eso quiero agradecerte con todo mi corazón.

Ayúdame a vivir con humildad, recordando siempre que mis posesiones no son fruto solo de mi esfuerzo, sino regalos temporales que Tú me has confiado. Enséñame a ser un buen administrador de lo que pones en mis manos, usándolo sabiamente para glorificarte y para bendecir a otros.

Padre, quiero confiar más en Ti y menos en las cosas materiales. Recuérdame que mi verdadera seguridad no está en los bienes terrenales, sino en Tu amor y Tu provisión. Que mi vida sea un reflejo de gratitud y dependencia en Ti, el único que nunca falla.

Gracias porque eres mi proveedor y sostén. En Ti encuentro todo lo que necesito. Amén.