¡el Señor es bueno!

8 de febrero 2025

El versículo de hoy nos hace una invitación clara: ¡pruébenlo y véanlo por ustedes mismos! No hay mayor prueba de la bondad de Dios que experimentarla en carne propia. No es algo que se analiza en una teoría o en un laboratorio, sino que se vive en una relación personal con Él.

Es como cuando nos hablan de un plato delicioso. Podemos conocer los ingredientes, leer la receta e incluso ver una foto espectacular del plato servido. Pero nada se compara con probarlo. Solo cuando lo saboreamos sabemos realmente lo bueno que es.

Así pasa con Dios. No basta con escucharlo de otros o leer sobre Él; necesitamos vivirlo. Sentir su presencia en nuestro día a día, experimentar su amor y su fidelidad en nuestra vida. Muchas veces queremos primero ver para creer, pero Jesús nos enseñó lo contrario: "Si crees, verás la gloria de Dios" (Juan 11:40).

No esperes más, prueba y experimenta lo bueno que es Dios. ¡No te arrepentirás!

¡Quien prueba a Dios, encuentra refugio en él y se alegra por ello!

• ¡Descubre a Dios personalmente! Es bueno escuchar testimonios y biografías que nos recuerdan los milagros de la bondad de Dios. Pero debes creer y buscar a Cristo para verlo también en tu vida.

• Probar a Dios no es nada mecánico ni legalista. No hay una receta fija, pero ciertamente implica conocerlo a través de la Palabra (razón), tener una relación personal con él (conciencia) de amor, fe y obediencia (espíritu y verdad).

• Más que aceptar que Dios es bueno a través del conocimiento intelectual o a través de las historias de otros, experimenta a Dios relacionándote con él personalmente.

• Acércate a Dios a través del conocimiento profundo de la Palabra y la práctica de la oración. Luego, alégrate en el Señor y verás cómo su bondad y misericordia te siguen por siempre.

• ¡Dios es bueno, en todo momento! ¡En todo momento Dios es bueno!

OREMOS:

Señor, hoy quiero experimentar tu bondad de una manera real en mi vida. No quiero quedarme solo con lo que otros dicen de ti, quiero conocerte por mí mismo. Ayúdame a confiar en ti antes de ver los resultados, a creer en tus promesas y a disfrutar de tu amor en cada detalle. Abre mis ojos para ver tu gloria y mi corazón para recibir todo lo bueno que tienes para mí. En el nombre de Jesús, amén.