«Jeremías, yo soy el Dios de Israel y de todo el mundo. No hay absolutamente nada que yo no pueda hacer. Jeremías 32:27
En Mateo 8, Jesús muestra un gran deseo de sanar a las personas. Durante sus tres años de ministerio, se dedicó a amar, comer, reír, llorar y estar con la gente, dispuesto a todo por verlos sanos, libres y conectados con su Padre, llegando incluso a la cruz.
Un leproso se acercó a Jesús diciendo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme». Jesús extendió su mano, lo tocó y le dijo: «Quiero sanarte». Esto fue un acto especial para alguien que no había sido tocado por mucho tiempo.
Más adelante, un centurión le pidió a Jesús que sanara a su criado, demostrando aprecio por su siervo. Jesús respondió: «Quiero ir a sanarlo». También sanó a la suegra de Pedro, tocándola y liberándola de la fiebre.
Jesús continuó expulsando demonios, sanando a muchos y calmando tormentas porque quería ver a la gente libre y sana. El «querer» de Jesús sigue vigente; Él quiere sanar tu cuerpo y disipar tu enfermedad hoy. Cuando Jesús habla, todo es transformado.
Oremos
Señor hoy habla vida sobre mi vida y seré sanado, se que tu estas obrando en mi vida. Creo en tu sanidad y en tus milagros.
Amén, solo basta una palabra para ser sanos. Gracias Jesús
Amén una palabra tuya mi JESÚS sana
Amén🙏🏻Gracias Jesús por obrar en mi vida sobrenatural
Amén🙏🏻Gracias Jesús por obrar en mi vida sobrenatural
Amén.