Cuando tus fuerzas no alcanzan

11 de abril 2025

“Pero él me dijo: ‘Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.’ Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.” 2 Corintios 12:9 (NVI)

Hay días en los que simplemente no podemos más. Nos sentimos vacíos, agotados, sin fuerzas para continuar. En esos momentos, solemos pensar que algo está mal con nosotros, que deberíamos ser más fuertes, más estables, más capaces. Pero es precisamente en esos momentos donde Dios quiere revelarse de una forma especial.

El apóstol Pablo sabía lo que era luchar con debilidades. No ocultó su necesidad, no pretendió tenerlo todo bajo control. En lugar de eso, descubrió una verdad que cambió su manera de vivir: el poder de Dios se perfecciona en la debilidad.

Eso significa que tu cansancio no te descalifica. Tu ansiedad no apaga tu propósito. Tu fragilidad no cancela la gracia de Dios. Al contrario, es el escenario perfecto para que Dios actúe.

Él no está buscando que seas autosuficiente; está buscando que dependas de Él.

A veces, queremos demostrar que podemos con todo, que no necesitamos ayuda… pero eso solo nos aleja de la fuente de vida. La gracia de Dios no llega cuando estás fuerte, llega cuando reconoces que no puedes sin Él. Y ahí, justo ahí, su poder se manifiesta con fuerza.

Hoy Dios te recuerda: no tienes que impresionar a nadie, solo tienes que descansar en mí. No tienes que cargar con todo, solo tienes que rendírtelo a Aquel que puede con todo.

Oremos:

Señor, reconozco que muchas veces quiero ser fuerte por mis propios medios, pero me canso. Hoy te entrego mi debilidad, mi carga, mis miedos. Te pido que tu poder se perfeccione en mí, y que tu gracia me baste. Enséñame a depender de ti, no solo cuando ya no puedo más, sino en cada paso del camino.