“«Pero luego volveré a conquistarla. La llevaré al desierto y allí le hablaré tiernamente. Oseas 2:14 NTV
No olvides orar en tu prueba, Dios te va a animar! - https://www.youtube.com/watch?v=GXv-zPbv8YE
Al pensar en la palabra desierto, solemos asociarlo con “un tiempo de prueba”, “tiempo difícil”, “los desiertos si que son duros”, “no quiero atravesar otro desierto”, “¿cuándo se terminará este desierto?”, y muchas más ideas sobre esta palabra podrían llegar a nuestra mente. El versículo de Óseas, nos deja ver como Dios tiene un deseo por llevarnos a desiertos, pues allí nuestro corazón se encuentra sensible listo para ser conquistado por un Dios lleno de amor y ternura. Es en los desiertos cuando nuestro corazón está más vulnerable que nunca, con una sed insaciable por esperanza, por confiar que algo mejor vendrá y que lo que estamos viviendo puede transformase en una promesa de bendición.
Si miramos atrás, hemos pasado muchos desiertos, esos lugares también conocidos como valles de sombra o de muerte. Es irónico pensar que algo bueno podría suceder en el desierto, pues en el enfrentamos aflicciones, sufrimiento, tristeza, decepción, crisis, soledad y duda, pero es en el desierto donde también presenciamos milagros. Dios puede tomar lo peor que hoy estamos viviendo o vivimos en el pasado y transformarlo en la mayor bendición de nuestro futuro.
Entonces a ¿qué situaciones podríamos llamar desiertos? ¿Es tu desierto un diagnóstico negativo en tu salud? ¿Una ruptura sentimental? ¿Una situación financiera de escasez o deudas? ¿Dudas sobre quién es Dios y sobre tu fe? Todos estos desiertos pueden aumentar nuestra desesperación, frustración y enojo. Los desiertos pueden sacar lo mejor o lo peor de nosotros. Pueden secarnos o traer algo nuevo. Pueden endurecer nuestro corazón o transformarlo.
El desierto es un tiempo para recibir instrucciones, herramientas y sabiduría para lo que vendrá. Así lo hizo Dios con su pueblo, guiándolos por 40 años en el desierto, donde los puso a prueba para ver lo que realmente había en su corazón, pero también para prepararlos para entrar a la tierra prometida. Solo podrás avanzar hacia esa tierra prometida cuando entiendes el propósito de tu desierto. Ora por revelación y para que Dios abra tu entendimiento.
Para entrar en lo nuevo que Dios tiene para ti, basta con que dejes conquistar tu corazón por él mientras lo transforma. No le pidas a Dios que te saque de ese desierto más bien pídele a Dios que te revele lo que él desea hacer en ti. Que tu oración desesperada para que Dios te saque del desierto se convierta en un anhelo por el corazón de Dios, dándote cuenta que el es tu fuente de agua viva y dejándote enseñar día día por tu Padre.
Oremos:
Dios, gracias por mis desiertos, porque aún en mis días más oscuros siento tu presencia y tu amor. Hoy, recuérdame que es en los desiertos donde has moldeado mi corazón y lo has atraído hacia ti. Gracias, Jesús, por sostenerme en cada uno de esos momentos y por trabajar en mi corazón. Amén.
Gracias Dios por cada desierto , porque he conocido tu amor y fidelidad ❤️🔥
Amén
Amén
Señor se tu la fuente de agua viva donde pueda sacar mi sed. Pon hambre y sed de ti en mi. De tu la fuente de mi alegría 🙏🙏🙏
Amén 🙏 Gracias Señor por los desiertos ya que me han enseñado a depender únicamente de Ti🙏🤍Te alabo y exaltó mi buen Jesús