Pequeños comienzos, grandes propósitos

“No menosprecien estos modestos comienzos, porque el Señor se alegra al ver que comiencen la obra…” Zacarías 4:10 (NVI)

9 de abril 2025

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Vivimos en un mundo que celebra lo grande, lo rápido y lo visible. Nos aplauden cuando tenemos resultados impresionantes, pero muchas veces ignoran el proceso que hubo detrás. En contraste, Dios no mide como el mundo mide. Para Él, los pequeños comienzos no son algo despreciable… son algo poderoso.

Zacarías 4:10 nos recuerda que Dios se alegra cuando alguien se atreve a comenzar. Aunque la obra sea pequeña, aunque apenas se vea, aunque parezca insignificante. Eso significa que lo que tú estás haciendo —por más “poco” que te parezca— le importa al cielo.

Tal vez hoy estás sembrando en fe y no ves fruto. Estás orando más, pero no sentís nada. Estás intentando dejar un mal hábito, pero el cambio parece lento. Estás sirviendo a Dios en lo escondido, y nadie lo nota. Pero Dios sí lo ve, y lo celebra.

Dios no solo mira lo que estás haciendo, también mira cómo lo estás haciendo: con fidelidad, con obediencia, con humildad. No desprecies el pequeño avance, porque cada paso cuenta. Los grandes propósitos de Dios muchas veces nacen en lo oculto, en lo sencillo, en lo que el mundo pasa por alto.

Recuerda que David empezó cuidando ovejas, José fue vendido como esclavo, y Jesús nació en un pesebre. Nunca subestimes los comienzos. Cuando Dios está en el asunto, lo pequeño tiene potencial eterno.

Oremos:

Señor, gracias porque tú no desprecias mis pequeños esfuerzos. Ayúdame a confiar en que lo que hoy siembro con fe, mañana dará fruto en tu tiempo perfecto. Que no me frustre por no ver resultados inmediatos, sino que aprenda a celebrar el proceso contigo. Hazme fiel en lo poco, y forma en mí un corazón confiado, constante y humilde.