SEPTIEMBRE 3 2024
En momentos de dolor, pérdida o fracaso, es natural que nuestro corazón se sienta roto o distante de Dios. Sin embargo, nuestro Dios es un Dios de restauración. Él no solo está dispuesto a sanar nuestras heridas, sino también a devolvernos la alegría y la paz que a veces parece perdida.
David, el autor de este salmo, sabía lo que era tener un corazón quebrantado. Después de reconocer su pecado, clamó a Dios para que le devolviera la alegría de Su salvación. No se trataba solo de ser perdonado, sino de recuperar la comunión y la paz que solo Dios puede ofrecer.
Al igual que David, cuando sentimos que nuestro corazón necesita ser restaurado, podemos acudir a Dios en oración. Él es fiel para escucharnos y para devolvernos la alegría y la fuerza que necesitamos para seguir adelante. No importa cuán profundo sea el dolor o cuán grande sea la pérdida, Dios tiene el poder de restaurar lo que ha sido quebrantado.
Oración:
Señor, te pido que restaures mi corazón. Donde haya tristeza, trae alegría; donde haya dolor, trae sanidad. Devuélveme la alegría de tu salvación y ayúdame a vivir cada día con un espíritu firme y obediente a tu voluntad. Confío en que, en tu gran amor, eres capaz de hacer nuevas todas las cosas. Amén.
Señor gracias por darme un nuevo corazón en armonía con los latidos de tu corazón . Te amo Dios