viernes 16 de agosto 2024
Gálatas 4:6 Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba! ¡Padre!».
En la cultura judía, la palabra “Abba” era una expresión íntima y cariñosa que un niño usaba para dirigirse a su padre. Era una palabra que indicaba confianza, seguridad y una relación profunda de amor. Cuando la Biblia nos dice que, a través del Espíritu de Cristo, podemos clamar “Abba, Padre”, se nos está invitando a entrar en una relación cercana y personal con Dios, una relación en la que Él no es un ser lejano e indiferente, sino un Padre amoroso y cercano que se preocupa profundamente por nosotros.
Ser hijos de Dios no es solo un título, es una identidad que transforma nuestra vida. Como hijos de Dios, somos llamados a vivir bajo Su protección, amor y guía. Dios, nuestro Abba, nos ama con un amor incondicional, un amor que va más allá de lo que podemos comprender. Él no nos ama por lo que hacemos o dejamos de hacer, sino simplemente porque somos Suyos. Este amor paternal de Dios nos ofrece seguridad en un mundo lleno de incertidumbre y temor.
Cuando enfrentamos dificultades, podemos recordar que no estamos solos; tenemos un Padre celestial que está con nosotros, dispuesto a guiarnos y a sostenernos. Él nos conoce completamente y aún así nos ama incondicionalmente. Como hijos de Dios, tenemos acceso a Su presencia en cualquier momento. No importa cuán grandes sean nuestros problemas o cuán lejos nos sintamos de Él, nuestro Abba está siempre dispuesto a escucharnos, a abrazarnos y a darnos Su paz.
Pero ser hijos de Dios también conlleva una responsabilidad. Estamos llamados a vivir como hijos de Dios, reflejando Su carácter y Su amor en nuestra vida diaria. Esto significa vivir en obediencia a Su Palabra, buscar Su voluntad en nuestras decisiones y mostrar Su amor a los demás. Como hijos de Dios, debemos caminar con la confianza de que somos amados y aceptados por Él, y dejar que esa verdad guíe nuestras acciones.
La identidad que tenemos como hijos de Dios nos da un propósito y un sentido de pertenencia. No somos huérfanos en este mundo; somos parte de la familia de Dios, amados y cuidados por el Rey del universo. Esto debería llenar nuestro corazón de gozo y gratitud, sabiendo que no hay mayor honor que ser llamados hijos de Dios.
Oración
Abba, Padre, gracias por el increíble privilegio de ser llamado tu hijo. Gracias por tu amor incondicional y por la seguridad que encuentro en ti. Ayúdame a vivir cada día recordando mi identidad como hijo tuyo, confiando en tu amor y siguiendo tu guía. Que mi vida refleje tu carácter y que otros puedan ver en mí la bondad y el amor de mi Padre celestial. Enséñame a caminar en obediencia a tu Palabra y a compartir con otros la esperanza que tengo en ti. En el nombre de Jesús, amén.
Mi ABBA, mi Padre que me cuida y me ama.
Amen!!! gracias ABBA PADRE
Amén
Amén🙏🏻Gracias Padre🙏🏻♥️🩹
Padre eterno