Vive tranquilo y no corriendo

"Mejor es un puñado con tranquilidad, que dos puñados con mucho trabajo y correr tras el viento"

— Eclesiastés 4:6 (NVI)

Vivimos en una sociedad que glorifica la prisa. Corremos de un lugar a otro, llenamos nuestras agendas, y muchas veces medimos nuestro valor por lo productivos que somos. Pero ¿qué pasaría si Dios nos estuviera llamando a desacelerar?

Eclesiastés nos recuerda que es mejor tener poco y vivir en paz, que tener mucho y vivir corriendo sin descanso. La paz que Dios ofrece no depende de cuánto logres, sino de cuánto confías en Él. No fuimos creados para vivir agotados, sino para caminar con Dios, paso a paso, disfrutando del presente y Su presencia.

A veces, el enemigo no necesita destruirte; solo necesita distraerte. Y una vida agitada puede ser una forma de distracción. Jesús mismo, siendo el Hijo de Dios, se tomaba tiempos para estar solo, orar y descansar. ¿Y tú? ¿Cuándo fue la última vez que pausaste y respiraste profundo en Su presencia?

Oremos:

Señor, enséñame a vivir tranquilo. A no correr detrás del viento, ni de metas vacías. Ayúdame a encontrar descanso en Ti, a priorizar lo eterno y a caminar contigo sin prisa pero con propósito. Amén.