Un corazón marcado, pero no olvidado

25 de abril 2025

2 Samuel 9:7 (NVI)“No tengas miedo —le dijo David—, pues en memoria de tu padre Jonatán quiero tratarte con bondad. Te devolveré todas las tierras que pertenecieron a tu abuelo Saúl, y siempre comerás en mi mesa.”

Hay etapas en la vida que nos marcan profundamente: heridas, pérdidas, fracasos… situaciones que nos hacen sentir olvidados, quebrados o incluso indignos. Así vivía Mefiboset, escondido en Lodebar, una tierra sin palabra, sin promesa, sin fruto. Lisiado desde niño, sin identidad real, y sin esperanza.

Pero un día, el Rey lo mandó a llamar. Y no por lo que Mefiboset podía ofrecer, sino por lo que David recordaba: la promesa de amor y fidelidad hecha a Jonatán.

Así también hace Dios con nosotros. Aunque el dolor haya dejado marcas en nuestra alma, aunque pensemos que nada de lo vivido tiene sentido, Dios no olvida a los suyos.

Nos llama con ternura, nos restaura con gracia, y nos sienta a Su mesa como hijos amados.

Hoy, recuerda esto: Puede que la vida te haya marcado, pero Dios no te ha olvidado.Él no desperdicia ni el sufrimiento ni la victoria. Todo lo usará para Su propósito.

Oremos:

Señor, gracias porque aún en los días más oscuros, Tú no me olvidas. Aunque a veces no entienda el porqué de lo que vivo, confío en que estás obrando. Forma en mí un corazón humilde y manso, dispuesto a recibir Tu gracia. Amén.