Luz de repuesto

12 de agosto

"Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse." — Mateo 5:14 NVI

Hace poco, se fundió el bombillo trasero del carro de mi novia. Todo funcionaba perfecto, pero en la noche, al encender las luces, me di cuenta de que de un lado había claridad… y del otro, oscuridad, no verían el carro frenar de manera correcta. La solución era simple: cambiar el bombillo.

Pero mientras lo hacía, pensé: ¿Cuántos cristianos están “funcionando” con media luz? Cumplen con sus rutinas, asisten a la iglesia, hablan de fe… pero la intensidad de la luz que irradian está apagada en alguna área. Tal vez por cansancio, por heridas no sanadas, por distracciones o por pecado que no han rendido a Dios.

Una lámpara no deja de ser lámpara por tener una luz fundida, pero sí pierde su propósito principal: alumbrar plenamente. Lo mismo pasa con nosotros. Jesús no nos llamó a brillar “a medias”, sino a reflejar Su luz completa.

Y aquí hay algo importante: la lámpara no se cambia a sí misma la bombilla. Necesita a alguien que la abra, quite lo viejo y ponga lo nuevo. Así es con nosotros: necesitamos que el Espíritu Santo entre, retire lo que ya no sirve y renueve lo que está apagado.

Puede que el mundo siga viéndote “funcionando”, pero Dios quiere que brilles sin reservas, porque hay caminos oscuros que solo tú puedes iluminar.

Oración:

Señor, muéstrame las áreas de mi vida donde la luz se ha debilitado. Abre mi corazón y renueva mi interior para que pueda brillar como Tú sueñas. No quiero ser una lámpara a medias, sino luz completa para el mundo. Amén.