El cambio empieza en mí

24 de octubre

Salmo 139:23-24 (NVI)

Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno.

Muchas veces pedimos a Dios que cambie las circunstancias o a las personas que nos rodean. Queremos que los demás actúen diferente, que sean más amables, más comprensivos o más espirituales. Pero pocas veces decimos: “Señor, cámbiame a mí.”

El verdadero crecimiento comienza cuando dejamos de señalar y empezamos a permitir que Dios trate con nosotros. Él no quiere solo mejorar lo que está afuera, quiere transformar lo que está dentro.

Dios no busca perfección, busca corazones dispuestos. Un corazón que reconoce sus fallas y se deja moldear es un terreno fértil para el cambio. Porque cuando tú cambias, cambia tu entorno. Cuando permites que el Espíritu Santo te transforme, tu manera de hablar, de reaccionar y de amar también cambia, y eso impacta a todos los que te rodean.

No se trata de que el mundo cambie para que tú estés bien, sino de dejar que Dios te cambie para que puedas brillar en medio de cualquier entorno.

Oración:

Señor, gracias porque me amas tal como soy, pero no me dejas igual. Examina mi corazón y muéstrame en qué áreas debo cambiar. Ayúdame a ser más como tú, a perdonar, amar y actuar con humildad. Empieza el cambio en mí. Amén.